
El brinco al 2007 ya se dio, el final del 2006 lo sentí, lento pero seguro, bueno un poco más lento de lo normal. Una de los gratos momentos que me ha dado este 2007, fue una degustación de imágenes... y que imágenes, dos muy buenos amigos fotógrafos (acompañados de una neófita del picante) nos reunimos para ver lo que hicieron el año pasado en cuestión de foto.
El Coyote anduvo asechando por el sur de México y trajo imágenes de Oaxaca, un trabajo que lo asegura como un fotoperiodista que en un futuro (espero no muy lejano) se nombre a nivel nacional (bueno, también depende de que él se abrá a los medios). Sus imágenes tienen una fuerza emocional intensa y sobre todo nos hacen ver una realidad muy diferente a la que nos recetan los medios nacionales (a excepción de unos cuantos).
My Fryend nos deleitó con sus coloridas imágenes de una festividad en Puebla, donde en medio de la balacera (una muy diferente en la que se vio inmiscuido El Coyote) él disparaba su cámara manchando su negativo de colores intensos; que me recordaron mucho nuestras andanzas entre los sonajeros de Tuxpan y Zapotlán el Grande. Por cierto, gracias a su gusto por estas festividades, la revolución le hizo justicia dándole un reconocimiento bien merecido.
Gracias a esta reunión se me movió el tapete, y unos de mis tantos propósitos de año nuevo, (que por cierto no me gusta para nada la frasecita) será hacer imágenes de las mías. También me dio mucho gusto recibir el apoyo incondicional de mi piedra preciosa, que creanme es muy necesario.
Así que espero ponerme a ignorar un poco las distracciones y ponerme a venerar la imagen.
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